Recorriendo la Biblia
Primera Parte
Introducción y Presentación.
Creo en Dios.
Ante todo, como primer párrafo y previo a ingresar en este Recorrido por la Biblia , es menester dejar en claro una cosa, CREO EN DIOS, quizás no en el Dios elaborado por los hombres, quizás no en cada uno de los dioses partidistas de cada religión que se cree la única y verdadera. CREO EN DIOS, no en el Dios intolerante, no en el Dios castigador, no en el Dios antropomórfico, no en el Dios creado por los hombres a nuestra imagen y semejanza. CREO EN EL DIOS CREADOR DEL TODO, en ese algo muy superior inalcanzable, inaccesible e indescifrable.
No soy católico, lo fui, fui bautizado, estudie catequesis, hice mi Primera Comunión, hice la Confirmación , me case por la Iglesia , y bautice a todos mis hijos, no soy tampoco judío, ni protestante, musulmán ni budista, me siento por encima de esas parcialidades, y solo coincido en cuanto, todas ellas tienden a un Dios verdadero, un Único Dios, ese es mi Dios.
Septiembre de 2.009, mientras escribía estas líneas, mi madre estaba muy grave, se estaba muriendo, y yo, le rogué a Dios.
Mi madre finalmente falleció, y nuevamente rogué a Dios por su alma.
En un libro que escribí en su recuerdo “Cartas a mi Madre” a días de su fallecimiento, volví a insertar mi creencia en Dios.
Creo en Dios, fue mi madre, fuiste vos madre querida, quien me enseño a creer en Dios, y Creo en Dios.
Creo en Dios y a Dios le he encomendado tu alma y tu espíritu. Creo en Dios, Dios es uno. Son los hombres los que le dan muchos nombres.
¿Donde esta Dios?
Dios esta en nosotros mismos, en nuestro corazón.
Jesús dijo “levanta una piedra y allí estaré” y ahí está a nuestra disposición.
Lucio Anneo Séneca en su “Epístola XLI” nos decía:
“Dios está cerca de ti, Dios está contigo, Dios está dentro de ti.”
Cuando me refiero a Dios, no me refiero a un Dios particular de una creencia de los hombres, sino al Dios Creador, al único, al Todo, y sea cual sea el nombre con el que cada uno desee llamarlo, podrá hacerlo sabiendo que en definitiva será una cuestión semántica, puesto que por sobre todo y por sobre todas las cosas el Dios y todos los Dioses es solo uno, con muchas representaciones humanas y con muchos nombres.
Llámale como quieras, es Dios.
Puedo decir junto a Pierre Teilhard de Chardin (1.981 – 1.955) jesuita y filosofo francés, en su “El medio divino” que “En cierto modo Dios se halla en la punta de mi pluma, de mi corazón, y de mi pensamiento.”
El Hombre puede perder a Dios, y de hecho la sociedad consumista, materialista, insolidaria, individualista tiende hacia ello, pero con seguridad que Dios no perderá al Hombre.
No necesito ante nadie justificar mis creencias. Creo en Dios.
Las Mascaras de Dios.
CREO EN DIOS, y tanto es que creo que no me confunden las múltiples mascaras con que se lo trata de confundir entre los hombres, para cada uno, con sus propios intereses, ser quienes se arrojen el derecho de ser su representante, su mensajero.
Si no se nos impusiera social y culturalmente, e históricamente hasta con la presión de la fuerza y condena social, física y material, el que debemos adscribirnos a una parcialidad divina, creyéndola como la totalidad única, verdadera y salvadora, y forzados a considerar a las restantes como equivocadas bajo el epíteto de “infieles”, podríamos advertir sin duda que tras cada mascara de los múltiples dioses, incluido el que pudiéramos considerar como nuestro Dios único, no son sino falsos dioses, aun con lo dramático que ello significa, y descubrir que Dios, esta muy por encima de estas historias humanas y que no es múltiple, sino uno y único, y que no necesita de mascaras, ni de ritos, ni mucho menos de seudos representantes.
Las masaras de Dios son todos y cada uno de los múltiples relatos que pretenden su exclusividad.
No pretendemos cuestionar la fe de ningún creyente, solo que exponemos cual es nuestra personal percepción, y así como con amplitud mental y espiritual no cuestionamos ninguna parcialidad, solicitamos, rogamos, pueda existir similar reciprocidad.
Si así pudiera ser, creemos encontrarnos en un feliz camino de reconciliación, por el contrario, si lo que cosechamos son criticas e incomprensiones y remarcados fundamentalismos, con seguridad se consolidaría y mantendría un escenario aldeano y tribal de sociedades cerradas, de guerra de dioses, no queridas ni dirigidas por ellos, sino por los beneficiarios, espurios de mantener las diferencias como único método de su subsistencia.
No pretendo ser quien esclarezca sobre que tras las cubiertas parciales de cada una de las religiones, y de las que estas llaman peyorativamente Mitologías, para evitar su comparación, subyace un mismo trasfondo, y por ello, la elección de este titulo, que es una genialidad de un verdadero genio, y que por afectar verdaderos y poderosos intereses, es, si bien conocido, no al punto de ser comprendido, y mucho menos difundido.
Este titulo de Las Mascaras de Dios, es el titulo de una magnifica obra del mitólogo Joseph Campbell (1.904 – 1.987)[1] historiador e investigador de las religiones, quien nos dice al respecto:
“Todas las religiones están en lo correcto de una forma u otra. Son correctas cuando son entendidas metafóricamente, pero cuando se quedan estancadas en sus propias metáforas, interpretándolas como hechos, entonces estás en problemas.”
En “Las Máscaras de Dios” Campbell, tras siete décadas de profunda investigación sobre el fenómeno religioso, que cubre desde los inicios de la especie humana hasta el siglo XX, en cuatro volúmenes nos señala y enseña, que las religiones y mitologías, son una sola, y “son metáforas de Dios”
Campbell presenta con pruebas arqueológicas y con elevada solvencia intelectual un estudio comparativo de todas las mitologías y religiones del mundo, y observa que de ellas puede apreciarse como una unidad la historia cultural de la humanidad al tener todos y cada uno de los mismos dilemas, unos más literalmente expuestos, otros más figurativamente, pero los temas tales como la creación del mundo, el cielo y la tierra, el infierno o Hades, la creación del hombre y la mujer, la desobediencia a Dios, el castigo o caída, el demonio o Satán, el diluvio, la pareja salvadora, el robo del fuego, la tierra de los muertos, la concepción virginal, el nacimiento virginal, el hijo de Dios, los discípulos, los magos adoradores, y el héroe con sus repetitivas secuencias de partida, iniciación, apoteosis, muerte y resurrección, tienen una distribución mundial, y son encontrados por doquier, en parecidas o distintas formas y nuevas combinaciones.
Remitente:
¿Quien soy?
Pasemos a una presentación. ¿Quién soy?
Todo libro es una carta, o en términos más actuales, un Correo Electrónico, un E Mail, dirigido de un remitente a un destinatario, CC con copia a muchos otros, por lo que debemos, cual génesis, iniciar por el principio, esto es definir quien es el Remitente, para luego buscar quienes podrán ser los Destinatarios.
¿Quién soy? Muy buena pregunta, y no la intentaremos contestar desde un punto de vista filosófico, pues desnaturalizaríamos la temática, sino más burdamente haciendo una presentación de algunos datos biográficos del autor,
Soy un cristiano, formalmente un Católico Apostólico Romano, bautizado, confirmado y casado por la Iglesia , habiendo a su vez bautizado a mis hijos, y por su intermedio a mis nietos.
Soy uno de tantos que estudió Catecismo para hacer la Primera Comunión , y que vio con entusiasmo las épicas películas de “Rey de Reyes”,[2] “Los 10 Mandamientos”,[3] y tantas otras.
Soy, un gran lector y como lector, un apasionado por la investigación, siempre queriendo saber el por que del por que, llegando a comprender que mientras más avanzaba conociendo, más conciente era de mi total ignorancia.
Un tema me habría una ventana y esa ventana cien puertas y así geométricamente, tomando conciencia de lo insignificante del saber frente a la inmensidad del conocer.
Apasionado por la Historia Argentina por no aceptar, en la escuela secundaria que se me impusiera una versión muy escolar, demasiado infantil de cómo fue nuestro derrotero, y dando como nuestros próceres a personajes verdaderamente discutibles, desde mi comprovinciano hasta las grandes presidencias liberales, es que nació mi gusto, mi pasión por la lectura, por la investigación, por la escritura, haciendo una realidad el consejo de Epicteto el esclavo,(55 – 135) "Si deseas ser un escritor, escribe" y eso es lo que pretendo.
Ese gusto a la Historia , por lo que ha sido nuestro pasado, me hizo ir retrocediendo en el tiempo y fui recorriendo otros espacios, y así pude observar una constante y es que siempre hay una historia pretendidamente impuesta, y como decía uno de nuestros comprovincianos famosos, el sanjuanino Salvador Maria del Carril, (1.798 – 1.883) “La historia la escriben los que ganan” y por ello, al decir de Juan Carlos Baglieto.
“Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia: la verdadera historia, quien quiera oír que oiga.”
Y hacia esa historia me dirigía y encontrándome bosquejando un Ensayo sobre el Pensamiento Occidental, (nunca concluido) tuve que retroceder hasta los primeros tiempos y allí me detuve, no había un Dios como se me había enseñado, había muchos, quizás todos uno, pero distintos, y me zambullí por entero en el estudio, más propiamente por la investigación de las concepciones religiosas, y hubo una figura que me atrajo apasionantemente. Fue Jesús, el Jesús histórico, y profundicé en su estudio, por encima y por fuera de la fe, de esa fe que se me había impuesto y que podía recitar de memoria diciendo, por ejemplo que su nombre era Jesucristo, creyendo, como todavía muchos millones de fieles creen que es un nombre, que Cristo es un nombre y no una traducción griega del termino judío de Mesías.
Podía recitar el Padre Nuestro, el Credo y el Ave Maria, sin nunca ni siquiera saber que en realidad es “te saludo” (Ave) Maria.
Creía conocer los Mandamientos, los bajados por Moisés del monte Sinai, y sin embargo que distintos que son en realidad estudiándolos en su texto genuino y en su contexto histórico.
Sabia que se sabía toda la historia de este Hijo de Dios, descendiente directo del Rey David y del propio Adán, nacido de una madre Virgen, cumpliendo las profecías que lo anunciaban, sabiendo su fecha exacta de nacimiento, lo espectacular de la Estrella de Belén y los pastores a la intemperie con sus ovejas y los Reyes Magos, hasta con sus nombres, a los que gustaba dejarles agua y pasto para su llegada con regalos.
Sabía de sus milagros y de la Pecadora , la de los siete demonios, de lo bueno de Pilatos, y de la maldad de los judíos, de todos los judíos, verdaderos asesinos de Cristo.
Todo eso y mucho más sabía, todo se me había enseñado, así como también sobre la maldad y el pecado del sexo.
¿Quiénes eran esos otros dioses, si Dios había uno solo, el mió, el nuestro, el único y verdadero?
Sorpresa inicial fue descubrir que hasta la designación de Dios es una traducción del original Deuz griego que lo es por el Dios Zeus.
Mayores sorpresas me esperaban a medida que retrocedía y avanzaba en la investigación y en los estudios, apareciéndome muchos, muchísimos dioses, con la particularidad que muchos de ellos, muchísimos, habían también nacido de una madre virgen, eran hijos de Dios, fueron adorados por pastores, nacieron casualmente el día del que sería el cumpleaños de Jesús, todos maravillosamente un 25 de diciembre, y por maldad de las gentes, todos murieron, muchos de ellos crucificados, y en la misma época, de la primavera del norte.
Que apasionante, lo que me motivaba dudas, contradicciones, decepción y mayor apasionamiento en profundizar las investigaciones, todo lo que me ha llevado muchos años, sin poderlos precisar, sin poderlos contar, sin estudios académicos sino tan solo con la pasión del conocer y no con la finalidad de su difusión, sino con el egoísmo de saberlo para mi.
El Jesús histórico como centro de mis investigaciones ha sido motivo de muchos estudios, desde una mirada humana del personaje en “Yoshua, un Hombre” (completo pero sin editar) hasta un estudio comparativo de todos los dioses en “Jesús, de todos los Cristos, mi Cristo” (para compaginar y editar), así como una investigación sobre el antisemitismo cristiano basado en la acusación de ser los judíos los asesinos de Jesús, en “El antisemitismo cristiano, de como se nos ha enseñado a odiar a los judíos” (editado privadamente) y en “El Deicidio. Quienes mataron a Jesús” una más profunda investigación sobre la vida, actividad y muerte de Jesús, y hasta “Apuntes sobre el cristianismo” con notas y artículos varios sobre la religión cristiana en general y católica en particular.
Para todos estos y otros muchos trabajos debía recurrir permanentemente a La Biblia como fuente de consulta, sea para su crítica, sea para su mención, y de allí, de tanto recorrerla, hubo una necesidad de hacerla conocer. No podía quedar oculta con sus secretos, sus verdades y sus mentiras, sus logros, sus meritos y sus errores.
“No te metas con eso” fue la primera advertencia de gente muy allegada, de seres queridos que por encima de todo, querían, y quieren protegerme ante una sociedad chata y conservadora que, quizás, lo más posible, no sepa apreciar el esfuerzo, que lo malinterpreten, y que, hasta por comodidad, se sientan ofendidos por entender que mi trabajo es una ofensa a Dios, y por ende a ellos.
“Nunca – y sigo el consejo de Einstein (1.879 – 1.955) – actúes en contra de tu conciencia, aunque te lo pidan”
Pensar, como enseñaba el filosofo argentino Jaime Barylko (1.936 – 2.002) es, con seguridad “un placer.”
“Las ideas se combaten con ideas” así lo anunciaba el revolucionario cubano José Martí, (1.853 – 1895) y fiel a ello, ofrezco una trinchera de ideas, que podrán cuestionarse, y hasta no admitirse, pero solo deben ser combatidas con Ideas y no, a la clásica y reiterada usanza intolerante con piedras y ofensas, y antes con el fuego de la hoguera.
El Palacio del Santo Oficio (ex-Inquisición), en Roma, es donde se encuentra lo que se conoce como la Silla de Galileo, esto es donde hacen comparecer a quienes creen que transitan el camino de la herejía, y así lo hicieron con el propio Galileo, (1.564 – 1.642) quien salvo su vida, y también con Giordano Bruno (1.548 – 1.600) muriendo en la hoguera, y no es esto solo historia antigua, sino que se ha repetido y continua, y no hace tantos años con Leonardo Boff, en 1.985, y más recientemente con la teóloga Uta Ranke-Heinemann (1.927 - ) quien fue excomulgada y sancionada por sus libros “Eunucos por el reino de los cielos” sobre la historia de la moral católica y en “No y Amen” sosteniendo que la concepción virginal de Maria no es una realidad biológica, con lo que se cuestionaba un Dogma literal bíblico.
No muy lejano esta el día en que el Mahatma, Mohandas Karamchand Gandhi (1.869 – 1.948) quiso ingresar en una iglesia cristiana para oír misa, pero le impidieron su ingreso expresándole que sería bien recibido en una iglesia, pero en una iglesia reservada para los negros.
Todavía resuenan los ecos del Index o listado de libros prohibidos, y no hace muchos años, el Papa prohibió la lectura del famoso libro “Código Da Vinci” resabio de la orden del Papa Pablo IV, Gian Pietro Carafa, (1.476 – 1.559) quien ordenó la restricción de libros, imponiendo que se podía y que no se podía leer.
No soy en modo alguno importante ni para que me sienten en La Silla de Galileo, ni para que prohíban mi libro en ningún Index, por lo que me he de enfrentar con la simple descalificación como un arma de combate.
No ha sido nunca tampoco mi pretensión de sobresalir, sino tan solo la de poder exponer mis ideas y ante quien libremente quiera escucharlas.
Así nació este proyecto como tantos otros, muchos solo de circulación íntima y para un grupo de amigos, otros (Kronos) hasta llegó a ser publicado en Internet, y sobre este, en particular, deseo pueda servir de luz independiente, critica por cierto, pero no ofensiva.
Por ello es que la perspectiva lo es desde nuestra carnalidad humana, desde nuestra racionalidad, desde la investigación histórica, sin perder de vista nuestro sentido religioso, es que puedo escribir estas líneas concientes que no ofendo a nadie, que no es mi intención ni mi objetivo.
Queda así pretendidamente definido el Remitente como de ser un critico e investigador histórico, creyente pero no obediente.
[1] Autor de innumerables libros de investigación sobre Mitos y religión, entre ellos “Mitos, sueños y religión” “Los mitos en el tiempo” El poder del Mito” y, de “El Héroe con mil caras, Psicoanálisis del Mito” (1.949) que desarrollaremos en relación a Moisés.
[2] "Rey de Reyes" (1.961) película histórica basada en la vida pública de Jesús de Nazaret, de la Metro-Goldwyn -Mayer con titulo original: “King of Kings” con el siguiente reparto principal: Jeffrey Hunter – Jesús de Nazaret / Siobhan McKenna – Virgen María / Hurd Hatfield – Poncio Pilato / Ron Randell – Centurión Lucio / Viveca Lindfors – Claudia Prócula / Rita Gam – Herodías / Carmen Sevilla – María Magdalena / Brigid Bazlen – Salomé / Harry Guardino – Barrabás / Rip Torn – Judas Iscariote / Frank Thring – Herodes Antipas / Guy Rolfe – Caifás / Royal Dano – Pedro / Robert Ryan – Juan el Bautista y muchísimos más.
[3] “Los Diez Mandamientos” (1.956) con Charles Heston, Yul Brynner, Edgard G. Robinson, Ivonne de Carlo y John Carradine en los papeles principales.